A MI HATO DEL PADRE QUERIDO
I
En Hato del Padre nací;
!Tierra fértil y hermosa!
Bañada por las aguas
frescas de cristalinos ríos;
bendecida por inmarchitables
y perfumadas rosas.
!Tierra de hombres honorables
y de mujeres laboriosas!
Donde jamás tiene cabida
el sentimiento impío,
bajo el vuelo misterioso
de las tiernas mariposas.
ii
Nací en esta tierra sanjuanera,
¡Umbral de dulces amaneceres!
¡paraíso de estrellas y luceros!
¡prodigio de amor y de quimera!
¡Cuna de reinas y caciques!
Donde la historia izó su vuelo
sobre la epopeya de Enriquillo.
iii
Hoy he vuelto a sondear
por aquellos dulces caminos,
por aquellos dulces caminos
que un día nos vieron pasar,
con un libro en las manos
y al frente nuestro destino;
con una sonrisa de tristeza
que siempre supe disimular.
iv
Aún residen en mi tierra
los jardines florecidos,
que albergaron de ternura
nuestros años juveniles;
entonces no entendía
por qué había nacido;
entonces no sabía
para qué había vivido.
v
Aun transitando taciturno
por caminos tan disimiles;
heterogéneos los abrazos
e inmerecidos los aplausos;
bajo umbral de parca sombra
extraño la rama frondosa
del fresco árbol de la casa;
y añoro con nostalgia el nido,
donde la mística paloma
su augusto cántico entonó.
vi
Del inmortal hermano fenecido,
añoro con vehemencia su quejido
eterno izando el alma de los abriles;
el abrazo sempiterno del amigo ido,
bajo la sombra de infieles y serviles...
vii
Confieso y juro que soy dichoso;
porque es colosal e inmensurable,
en la intimidad del árbol frondoso,
sentir ungido el beso de mi madre,
junto al abrazo tierno de mi padre.
¡Manantial eterno de amor y ternura!
Siempre serás mi sol, Hato del Padre.
viii
¨Sí señores; sí señores; soy dichoso.
¡Bendita sea la tierra fecunda en que nací!
!Preñada está su alma, sublime en carmesí!
como ningún otro cielo es hermoso,
el eterno ¨Hato del Padre¨ en que nací…

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