LA MUERTE DE FIDEL CASTRO; LA MUERTE DE UN GIGANTE
Cónsono con nuestro escaso saber e ínfimo acervo cultural, aplicando el escalpelo del análisis concienzudo a un hecho de extraordinaria connotación histórica, sin lugar a controversias, la muerte del aguerrido comandante cubano Fidel Castro Ruz será objeto de una de las más grandes y eternas controversias esculpidas en los anales de la historia universal.
Vasta con hurgar sobre el contexto de las opiniones vertidas por intelectuales de las dilatadas estofas del prodigioso escritor peruano Mario Vargas Llosa (el claro-oscuro autor de LA FIESTA DEL CHIVO, aturdido oteador de que la historia jamás absolverá a Fidel Castro, expresión que el líder cubano siempre enfatizó), y en horizontes análogos esbozar las cláusulas que sobre el mismo hecho sintetiza el prestigioso escritor y periodista colombiano Héctor Joaquín Abad Faciolince, afirmando entre otras cosas no menos controversiales, que “Uno podría dudar si los escritores fueron parásitos de la revolución o la revolución parásita de los escritores“; mas, en horizontes girando sobre las alas del reverso, los escritos de nuestro insigne MAESTRO DE MAESTROS y Escritor de Escritores (mayúsculas nuestras) Juan Emilio Bosch y Gaviño, al igual que los de nuestro colosal José Gabriel García Márquez y los del ingenioso escritor, novelista, dramaturgo, filósofo, activista político, biógrafo y crítico literario francés, exponente del existencialismo y del marxismo humanista, Jean-Paul Sartre (escogido como Premio Nobel de Literatura para el año 1964), y los de otros escritores de América y del mundo de no menos acrecentado nivel intelectual--- los cuales he preferido soslayar aquí por razones de tiempo y espacio---, instilan sobre un mar de inefables controversias.
También resulta controversial e insoslayable lo expresado bajo el contexto de una obvia contradicción por la reconocida escritora brasileña Nelida Piñón, afirmando que “Fidel ya acabó hace mucho. De hecho, fue el fin de una utopía inalcanzable“. Aquí la referida escritora simboliza expresiones salpicadas de una enorme contradicción conceptual, las cuales rayan en el ubérrimo tintero de la pluma de dicha intelectual; pues por un lado se refiere a Fidel Castro como el protagonista víctima de una utopía no alcanzada, y por otro lado se burla del fenecido comandante de la revolución cubana y lo define de manera implacable como un ser arrogante, henchido de sombras y forjador del terror; es decir, como un hombre que buscó para su país una utopía que no se pudo alcanzar, pero que es al mismo tiempo un ser preñado de sombras e instaurador del terror en la Perla del Caribe (nuestra hermana Cuba, indómita y excelsa). Es esta misma escritora quien en un símil que es en sí mismo una vasta playa de controversias, la que atribuye u otorga a Fidel Castro el linaje de un auténtico héroe, cuando afirma: ”Eso le pasa a todos los héroes: no resisten a su propio heroísmo”

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