DEIDAD DE TODAS LAS DEIDADES
Cuando las musas aleteaban
por los horizontes de mi alma triste,
y el sol yacía dormido sobre
el lecho parco de la noche;
presagio de inexhausta dulzura
en los panales de tus encantos,
tu efigie majestuosa, tu mística ternura,
infringieron mis desencantos.
Habité en los surcos profundos
de la la intimidad de tu huerto florido;
viví mil momentos solemnes
que jamás había vivido;
pernocté en el excelso paraíso
de las exquisitas mieles de tu cuerpo;
y sin que tú lo supieras,
te hice mía aquella noche.
!OH, ninfa de mi alma!
!Deidad de todas las deidades!.
Una y mil veces fuiste mía;
Y el umbral del misterio de la noche
que vehemente el alma estremecía;
Nos cautivó en la penumbra
con mil besos y un reproche...
Comentarios
Publicar un comentario