EXTRAÑO COSAS INTIMAS

Extraño cosas íntimas que he perdido;

El amor inexhausto de mi padre muerto,

La augusta presencia del hermano ido,

El árbol florido en la tierra de mi huerto.

Extraño de mis abuelos la sublime sonrisa,

Del hogar destruido el calor y el consuelo,

De mis amigos de infancia extraño la prisa,

De los amores perdidos extraño el desvelo.

Extraño el ingenio de mi primo Biembé, 

El innato escultor de la efigie del Cristo;

De Santo y Minerva su gratitud y la fe,

Y la sutil fidelidad de mi extinto Juanito.

Extraño a tía Yoya y a mi Chalín fenecida,

El extraordinario cariño de Sergio bendito, 

De mamá Lioda el paradigma de su vida,

De tía Luz extraño su sonrisa y su Cristo.

Extraño la nobleza de tía Olimpia y Edelmiro,

sobre la brizna acongojada del campanario;

Dos entes humanos que con fervor admiro,

Dos ejemplos de dignidad como un relicario.

Extraño el aura límpida de mi eterno Miguel,

el excelso cariño de mi amada tía Chichita,

La sonrisa eterna de Doña Paula y Manuel,

y el abrazo fraterno de mi bella Margarita.

Extraño los amigos Leonardo y Luis Mariano;

De Leonardo la estirpe de su alma y entereza;

De Luis Mariano al dilecto amigo y hermano,

Inefable paradigma de sinceridad y franqueza.

Extraño también a mi cuñado Vitico y a Luisa,

A la inmaculada Doña Cichí y al Ing. Holguín,

A tía Chichí en el soplo del viento y la brisa;

A mis seres extintos que vivirán hasta el fin.

Extraño con tristeza a Don Manuel Encarnación,

A mi sincero viejo Castro y al genuino Saturnino,

A la dulce Doña Francia que amé con devoción,

Al poeta Yaque Herrera y su aura en mi camino.

Extraño la solemne presencia de la profesora Ana,

un auténtico ángel en el sublime otear de la tierra;

ninfa del magisterio, mujer abnegada, bella y sana;

ente humano extraordinario que la vida encierra.

Extraño con vehemencia a Cándida Inés Suzaña,

A la maestra inmortal con su acervo y su ternura;

Del Dr. Suzaña Herrera el ejemplo de su hazaña,

De Don Mariano y Nicomede el amor y su dulzura.

Extraño el fulgor en el rostro de mi madre,

La sempiterna sonrisa de mi tío Bienvenido,

El abrazo de mi perra Moly durante la tarde,

Y la grata compañía del fiel amigo fenecido.